Según Joan Corominas, la palabra "gaita" procede del gótico (concretamente suevo ) "gaits" (aunque el término aún no está muy demostrado), término que también utilizan las lenguas del oriente europeo ("gida" en Hungría, "gainda" en Creta o "gayda" en serbocroata y macedonio), que significa "cabra", ya que de la piel de este animal se realiza el fuelle de la misma. Por otro lado, algunos autores sostienen que proviene del nombre de un oboe de África, especie de dulzaina, llamada al-ghaita, ghaita o gheita. El término latino cornamusa es preferido por los aragoneses, mallorquines, franceses (en francés "Cornemuse") o italianos.
Aunque existen posibles referencias literarias en textos latinos, las primeras representaciones europeas de la gaita se remontan a la Baja Edad Media. Se trata de un instrumento popular que a lo largo de la historia se ha ido introduciendo en todos los ámbitos sociales, tanto de carácter civil (fiestas, celebraciones) como religioso (misas, funerales) e incluso militar (desfiles, etc.) Como instrumento tradicional, la gaita se encuentra distribuida por numerosos países, incluyendo la península de Escandinavia, las Islas Británicas, los Países Bajos, Francia, la Península Ibérica, la Península Itálica, los Balcanes, el norte de África, Turquía y Oriente Medio. Las regiones de España con más tradición y difusión de este instrumento son Asturias, Galicia y Cantabria.
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